jueves, 9 de octubre de 2008

«Las Doce de la Muerte»: epidemias que el cambio climático puede desatar.

El alza global de las temperaturas, provocado por el calentamiento global, es un 'caldo de cultivo' adecuado para que se potencien males ahora limitados.





Peste, ébola, cólera, tuberculosis, fiebre amarilla son nombres de resonancias bíblicas que encierran una amenaza muy actual. Éstas y otras enfermedades potencialmente mortales, causadas por otros tantos agentes patógenos, pueden colonizar nuevos territorios debido al cambio climático.

El alza de las temperaturas, los cambios en el régimen de lluvias y un mundo cada vez más pequeño despejan el camino a estas plagas modernas. Un estudio de la Sociedad para la Conservación de la Vida Salvaje (WCS, en inglés) alerta del riesgo para la salud humana, animal e incluso para la economía global.

El trabajo, presentado este martes en Barcelona, en el Congreso de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, tiene un título esclarecedor: 'Las Doce de la Muerte: enfermedades del mundo natural en la era del cambio climático '. Enumera doce nuevos jinetes del apocalipsis embravecidos por las alteraciones climáticas.

Hay más, dicen los expertos en salud de la WCS, pero éstos son los que amenazan hoy con romper los diques que antes los confinaban en áreas y en especies animales concretas, sin apenas contacto humano.

Junto al cólera, tuberculosis, ébola, fiebre amarilla y gripe aviar, la lista incluye la peste, fiebre del Valle del Riff, la enfermedad del sueño, las mareas rojas, la babebiosis, enfermedad de Lyme y los parásitos intestinales.

Unas son mortales, otras debilitantes o crónicas y todas comparten un rasgo común; proceden del mundo animal y afectan a la especie humana. Los agentes transmisores son parásitos o insectos que prosperan en ambientes cálidos, mejor aún si son húmedos.

Muchos de ellos - mosca tsé tsé, mosquito 'Aedes aegypti', garrapatas, etc- han sido detectados ya fuera de sus áreas de distribución habitual. Los viajes transoceánicos y el comercio sin fronteras hacen el resto.

«El concepto de cambio climático evoca imágenes de hielos fundiéndose y elevación del nivel del mar sobre las ciudades y los países costeros, pero tan alarmante como eso es que el aumento de las temperaturas y el cambio en el patrón de lluvias están cambiando la distribución de patógenos peligrosos», explicó el doctor Steven E. Sanderson, presidente de WCS.

Hoy se sabe que en torno a un 60 por ciento de los patógenos susceptibles de afectar a los humanos, y más del 75 por ciento de los surgidos en las últimas dos décadas, son de origen animal.

Ni la economía es inmune a virus, bacterias y toxinas. Ciertas epidemias ganaderas -epizootias- resurgidas desde mediados de los 90, incluida la gripe aviar o el mal de las vacas locas, han causado pérdidas de al menos 100.000 millones de dólares.

El informe 'Las Doce de la Muerte' es un nuevo aldabonazo a la comunidad internacional. Es imprescindible -dicen sus autores- controlar las alteraciones en el medio ambiente, en las especies salvajes, para anticiparse y prevenir posibles brotes epidémicos «antes de que se conviertan en desastres de alcance mundial», rubricó William Karesh, director del Programa de Salud de WCS.

La peste

La peste se halla entre las enfermedades que podrían beneficiarse del calentamiento global. Tiene en su haber más de 200 millones de muertos y aún mata -animales y humanos- en áreas depauperadas y degradadas.

El patógeno vive en las ratas y se transmite a través de las pulgas. Los cambios en las temperaturas y las lluvias pueden modificar la distribución de las poblaciones de roedores y extender la plaga.

Otro mal que podría extenderse como consecuencia del cambio climático es el cólera. Enfermedad diarreica, mortal en los países pobres. Se transmite a través de aguas contaminadas con la bacteria 'Vibrio cholerae', aficionada a las aguas residuales y las temperaturas cálidas.

El Ébola podría incluso superar los límites geográficos que, hasta ahora, han hecho que su nombre suene a muerte sólo en el continente africano. Es un fiebre vírica hemorrágica, muy virulenta y casi siempre fatal. No se conoce bien el agente patógeno, muy mutable, ni existe un antídoto. Mata a chimpancés, gorilas y a humanos. Determinadas especies de monos actúan como reservorios del virus. Se sospecha que los brotes de Ébola - y de su 'prima' la fiebre Marburgo- atacan después de episodios anómalos de lluvias o sequías.

FUENTE: ARANTZA PRÁDANOS eldiariomontanes.es

No hay comentarios: