miércoles, 9 de abril de 2008

Al Gore urge a «poner precio al CO2» para salvar el planeta.

La Conferencia Atlántica del Clima arranca con pesimismo.

Cinco años es el plazo que pone el ex político de EE UU para empezar a notar «de verdad» el cambio climático.




La nieve y el viento se pusieron de acuerdo para dar la bienvenida a los 300 científicos de todo el mundo que acudieron a la Conferencia Transatlántica del Clima que se celebra en Torshavn, la capital de este archipiélago autónomo danés en el Atlántico norte.




Al Gore, orador principal del evento, mostró fotos de cómo eran antes distintos glaciares y zonas heladas de los dos hemisferios y cómo están ahora.

El ex vicepresidente de EE UU dejó claro que el cambio climático está por encima de todo y que las medidas para salvar el planeta, y a nosotros mismos, hay que tomarlas «de inmediato». El aumento de ciclones, tornados, inundaciones y sequías son claras consecuencias del calentamiento global, donde el mar juega el papel más importante.


Según explicó el oceanógrafo feroés Bogi Hansen, el mar absorbe el 84% del calor de la atmósfera. La Corriente del Golfo lleva agua cálida hasta el Ártico, donde se enfría, en un ciclo que dura entre quinientos y mil años. La «puerta» de la corriente, conocida como Gran Cinturón Convertidor, un «puente» submarino que une Groenlandia con Europa, lleva el agua hacia el Norte para devolverla hacia el Sur por el Labrador.


Si el hielo del Ártico se funde, el mar se calentará en esta zona del planeta y, como ya está sucediendo, existirá más evaporación del agua, lo que genera lluvias torrenciales y sequías. Las últimas fotos de satélite muestran una peligrosa evolución: Si hasta 2005 había desaparecido buena parte del hielo del Polo Norte, en los últimos dos años se ha derretido más de la mitad, el equivalente a la superficie de la UE.

Si se continúa a este ritmo, en cinco años no habrá hielo en el Ártico, y de ahí a que se produzcan catástrofes naturales a diario hay sólo un paso.

Para Al Gore, lo que hay que hacer es poner «precio al carbono» y no sólo limitar las emisiones.

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