lunes, 21 de enero de 2008

Nos falta el aire





La mala calidad del aire, que reduce la esperanza de vida en las ciudades, se agrava en el caso de España por la mayor radiación solar y la escasez de lluvias.

El aire que respiramos diariamente contiene todo tipo de contaminantes. Son compuestos químicos que se encuentran en una composición muy pequeña en la atmósfera, y cuyo aumento, por pequeño que sea, puede provocar graves daños en la salud.

Esta relación entre los indicadores de contaminación atmosférica y los problemas respiratorios y afecciones cardiovasculares se ha comprobado repetidamente.

Un reciente estudio de la Universidad de Stanford señalaba que las emisiones de CO2 serán la causa de 1.000 muertes adicionales al año en EEUU por cada grado que aumente la temperatura.

California y otros quince estados, de hecho, han propuesto reducir sus propias emisiones de CO2, pero la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EEUU desestimó la propuesta argumentando que no había suficientes pruebas científicas para asegurar que se trataba de una amenaza para la salud pública.

Las autoridades españolas, por su parte, consideran que la relación entre las actividades humanas, la mala calidad del aire y los peligros para la salud pública está suficientemente probada.

Jaime Alejandre, director general de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente asegura que la mala calidad del aire depende “en el primer mundo, del tráfico, de las emisiones debidas al transporte y de la combustión de combustibles fósiles, desde la calefacción a grandes instalaciones de combustión”.

Alejandre considera “absurdo” que la esperanza de vida de los españoles haya aumentado desde los 35 o 36 años de 1900 hasta los 79 años en el año 2000 y que, ahora, “por pautas de comportamiento erróneas”, se esté perdiendo años de vida.

Los problemas de contaminación se agravan en el caso de España debido a sus especiales condiciones geográficas –hay intrusiones periódicas de partículas saharianas–y climatológicas –la mayor radiación solar y la escasez de lluvias favorecen la contaminación fotoquímica, la formación de ozono, o la resuspensión de partículas–.

Durante los meses estivales se observan episodios de contaminación por ozono troposférico. Los niveles de contaminación son más acusados en las inmediaciones de áreas industriales y las grandes ciudades.

Contaminantes

Si bien en las dos últimas décadas se ha observado una disminución de algunos contaminantes como el SO2 (dióxido de azufre), las emisiones de CO2 equivalente –diferentes gases generadores del efecto invernadero que se agrupan como referencia– aumentan cada año, persisten las concentraciones elevadas de otros como el NO2 (dióxido de nitrógeno) y los niveles de partículas en suspensión.

La reducción de SO2 se ha conseguido por el uso de combustibles con bajo contenido en azufre y la sustitución de las calderas de carbón por las de gas natural. “Las centrales térmicas se sustituyen por centrales de ciclo combinado que utilizan gas y supone la disminución de dióxido de azufre, pero aumentan los óxidos de nitrógeno (NOx), uno de los principales precursores de ozono”- señala Manolo Vellón, químico de Troposfera, una consultoría enfocada a la contaminación ambiental.

En España hay redes de control de calidad del aire. Se trata de más de 1.000 estaciones que disponen de analizadores de diferentes contaminantes y que, mediante filtros y otros sistemas, recogen partículas en suspensión.

Las comunidades autónomas son las responsables de la red de vigilancia. “Cada comunidad tiene unas estaciones de medición, fijas fundamentalmente, y alguna móvil, en las que se recogen mediciones sobre la calidad del aire”, explica Jaime Alejandre.

Además, en Europa se cuenta con la red EMEP, que divide el continente en una cuadricula –cada cuadro tiene 50.000 metros cuadrados–, con estaciones que miden la contaminación de fondo, es decir, la mezcla de toda la contaminación de un territorio no afectada por factores puntuales.

En España, está gestionada por la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental y el Instituto Nacional de Meteorología.


Avisos a la población

La única posibilidad de alcanzar los objetivos de los distintos planes y directivas españolas y europeas es por el efecto acumulativo de las distintas iniciativas puestas en marcha. No obstante según el ecólogo y coordinador del informe Calidad del aire en las ciudades, Fernando Prieto, la clave de este tema son “los avisos previos a la población”. “Al igual que Terry Tamminen, actual asesor de medio ambiente del gobernador de California, creo que respirar en Madrid un día contaminado es como fumar media cajetilla diaria”, concluye Prieto.

No hay comentarios: