lunes, 10 de diciembre de 2007

Cambio climático: Amazonia, horno o refrigerador del planeta


Cambio climático podría acabar con selva amazónica en el 2030

El cambio climático y la tala de árboles podría acabar con el 55 por ciento de la selva amazónica en apenas dos décadas, advirtió un informe de la Organización Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

La selva amazónica es un almacén de dióxido de carbono y sus ríos podrían tener una gran influencia sobre las corrientes oceánicas, por lo que "su importancia no puede ser menospreciada", subrayó el autor del texto, Daniel Nepstad.

Con la destrucción de esa zona boscosa quedarían liberadas entre 55 mil 500 y 96 mil 900 millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que equivale a la cantidad que se emite en dos años a nivel mundial.

De acuerdo con el informe, eso provocaría que otro cuatro por ciento de esa región quedaría eliminada porque el cambio climático disminuiría las lluvias en un 10 por ciento para el 2030.

Mucho del espacio que ocupa el río Amazonas aún permanece sin explorar. La quinta parte del agua dulce a nivel mundial y un 30 por ciento de las especies de la flora y la fauna, algunas desconocidas, se encuentran allí.

Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, si la temperatura global se eleva más de dos grados, el riesgo para el medio ambiente será muy alto.


Un aumento de dos grados en las temperaturas mundiales podría hacer que la Amazonia dejara de ser el vital aire acondicionado de la Tierra para convertirse en su lanzallamas, advirtieron este viernes expertos en la isla indonesia de Bali.

Y el planeta ya ha pasado los 0.6 grados, según los expertos en clima.
Paradójicamente, un aumento de dos grados en las temperaturas globales no puede evitarse sin una selva amazónica en su mayor parte intacta, opinó Dan Nepstad, científico del Centro de Investigaciones Woods Hole, en el nororiental estado estadunidense de Massachusetts.

Nepstad redactó el informe The Amazon’s Vicious Cycles: Drought and Fire in the Greenhouse (Los círculos viciosos de la Amazonia: Sequía e incendio en el invernadero), presentado por el no gubernamental Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

“No puede subestimarse la importancia de la selva amazónica para el clima mundial”, dijo Nepstad a la prensa en Nusa Duda, Bali, donde está reunida la conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que comenzó el lunes y concluirá el día 14.

Los árboles de la Amazonia contienen al menos 100 mil millones de toneladas de carbono, equivalentes a 15 años de emisiones globales procedentes de todas las fuentes naturales y humanas, explicó.

Esta región “no sólo es esencial para refrescar la temperatura del mundo, sino que también es una gran fuente de agua dulce que puede ser suficiente para influir sobre algunas de las grandes corrientes oceánicas”, agregó.

Mantener la Amazonia intacta beneficia a toda la humanidad, pero la deforestación continúa a ritmo acelerado, guiada por la expansión de la cría de ganado, el cultivo de soja, la conversión a la caña de azúcar para elaborar biocombustibles y la tala.

Este ataque deseca el bosque, volviéndolo más vulnerable a los incendios. Las temperaturas globales en ascenso también aumentan la evaporación.

“Hay una tormenta perfecta generándose por la pérdida masiva de bosque en la Amazonia”, advirtió Nepstad.
Pero el círculo vicioso que deseca los bosques puede romperse, dijo Hans Verolme, director del Programa Global sobre Cambio Climático de WWF.

Uno de los pasos esenciales es para que los países industrializados reduzcan 33 por ciento sus emisiones de gases de efecto invernadero, en relación a los registros de 1990, en los próximos 12 años, dijo Verolme desde Nusa Dua.
Los bosques también pueden ser restaurados y protegidos de los incendios y convertirse en una fuente de trabajo e ingresos para los habitantes del lugar, señaló Nepstad.

Aunque casi todos quieren proteger los bosques, cada año se pierden 13 millones de hectáreas, lo que resulta en por lo menos 25 por ciento de emisiones globales de carbono.

“Los bosques son el mayor tema en discusión en Bali”, dijo desde allí a IPS Claude Gascon, vicepresidente de Conservation International. “Esperamos que se reconozca oficialmente la importancia de mantener los bosques como parte de la solución al cambio climático.”

La conferencia de Bali, a veces llamada Kyoto II o Kyoto Plus, es el inicio de un proceso de negociaciones que insumirá dos años y que conducirá a un nuevo pacto para profundizar las reducciones de emisiones de gases invernadero más allá de 2012, cuando expire el Protocolo de Kyoto (firmado en 1997 y en vigor desde 2005).

Kyoto no incluyó a los bosques existentes, en parte a causa de las objeciones de organizaciones ambientales internacionales y de Brasil.
En este momento, la mayoría espera disposiciones para que se incluyan en cualquier nuevo acuerdo “créditos de deforestación evitada”.

Algunas organizaciones ambientalistas se oponen a que países ricos y empresas compren estos créditos a cambio de librarse de las cuotas de reducción de sus emisiones de gases invernadero, como lo establece el Protocolo de Kyoto.

La principal objeción es que constituye una herramienta de inequidad en beneficio de los países ricos, por lejos los principales responsables de la actual fase de cambio climático, que continuarían contaminando porque cuentan con dinero para pagar por el privilegio.

Los gobiernos están aquí para frenar el cambio climático, no para promover la comercialización del carbono. Deberían dejar los bosques fuera del mercado del carbono y dejar de subsidiar los biocombustibles”, dijo el presidente de la Coalición Mundial de Bosques, Miguel Lovera.

Esta red internacional de organizaciones ambientalistas y comunitarias promueve la prohibición de la deforestación, estrictas regulaciones de las emisiones de gases invernadero en su misma fuente y la inversión en sistemas de transporte rápidos, baratos y eficientes.

Brasil advirtió que también se opone a la creación de mecanismos de mercado para limitar la deforestación, a menos que los países ricos también acuerden grandes recortes de emisiones.

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