jueves, 22 de noviembre de 2007

La captación y secuestro de C02 comienza a seducir a las petroleras.




El incremento de los precios del crudo vuelve más atractivas la captación y secuestración del carbono para las compañías petroleras, procedimientos poco utilizados y onerosos que permiten reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, estiman expertos.

'Constato un enorme interés para la captación de carbono. De pronto, la gente que no estaba interesada cuando el barril de petróleo se negociaba a 10 o 20 dólares, ahora lo están', dijo Lynn Orr, director del 'Proyecto cambio climático y energía' en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos.

Orr participa hasta el viernes en Montreal de la conferencia 'Clima 2050' que busca encontrar soluciones tecnológicas y políticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GES), principal causa del calentamiento climático.

En total 400 participantes -investigadores, empresas y responsables gubernamentales- de casi una veintena de países evalúan los desarrollos más recientes en cuanto a construcción ecológica, energías renovables, biocombustibles y captación de carbono.

Uno de los caminos es captar las emisiones de carbono de las centrales térmicas tradicionales para enterrarlas en el fondo de los océanos o bajo tierra, en yacimientos de petróleo o carbón, para impedir que el gas carbónico (C02) se extienda en la atmósfera.

'El CO2 actúa como un solvente que permite volver las reservas de petróleo más móviles. En general, inyectamos agua, lo que nos permite extraer 30% de los recursos. Pero inyectando gas carbónico alcanzaríamos un porcentaje de 40% a 50%. Es sustancial', explicó a AFP Mark Demchuk, jefe de equipo en el sitio de Weyburn, del gigante petrolero canadiense EnCana.

Situada en Saskatchewan, provincia canadiense conocida por su producción cerealera, de uranio y de petróleo, Weyburn es considerado el proyecto de secuestración de carbono más importante del planeta y ha sido objeto de un estudio por parte de la Agencia Internacional de Energía.

EnCana recibe CO2 a través de un ducto, desde una fábrica de gasificación de carbón situada a 300 kilómetros, en Dakota del Norte, Estados Unidos, e inyecta el carbono para aumentar su producción petrolera. Una vez en el suelo, el carbono es considerado 'secuestrado'.

El gigante British Petroleum (BP) trabaja actualmente sobre un ambicioso proyecto de captación del carbono en su refinería de Carson, en California. El objetivo es separar el coque en hidrógeno y gas carbónico. El hidrógeno servirá para alimentar una central eléctrica, mientras que el C02 sera captado, transportado e inyectado en reservas petroleras profundas.

La captación 'no es rentable actualmente', estima Brian Williams, director del programa de secuestración subterránea del CO2 para la poderosa compañía petrolera.

Williams estima en torno a 100 dólares el costo de captar, transportar y enterrar una tonelada de dióxido de carbono. 'La tecnología no es solamente lo que se puede hacer sino a qué precio se puede hacer. Y sabemos que el costo va a bajar'. BP cuenta con otro proyecto en Argelia, al igual que Statoil en Noruega.

Varios expertos piden una bolsa mundial de carbono e incitaciones públicas, lo que permitiría rentabilizar las reducciones de dióxido de carbono e incrementar las inversiones para la investigación de tecnología más eficaz.

'La gran interrogante es saber si la captación y secuestración del carbono pueden hacerse a una escala que haga una gran diferencia en la concentración (de CO2) en la atmósfera. Creo que técnicamente somos capaces, pero a una escala modesta', reflexionó el profesor Orr.

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