martes, 6 de noviembre de 2007

El A380 podría emitir más emisiones de CO2 de las previstas por su configuración.


Mientras los pasajeros experimentan el lujo en el nuevo Airbus A380, pueden también contribuir a dejar una gran huella de carbono tras de sí. La culpa es de la configuración del avión, con menos pasajeros de lo previsto.

Según Airbus, las emisiones de carbono son de 75 gramos por pasajero y milla náutica (17% menos que la del Boeing 747), pero en los cálculos hechos por Airbus se asume que la ocupación sería de 525 asientos y que iría a plena ocupación.

Pero en la realidad, las compañías aéreas están adaptando el diseño para contar con primera clase, bussines y turista, dejando menos espacio para ésta. Con estas configuraciones se emite más carbono a la atmósfera.




El A380 de Singapore Airlines hizo su primer vuelo comercial con 471 asientos repartidos en tres clases. Emirates y Qantas volarán con 489 y 450 en vuelos de largo radio. El nuevo Boeing 747-8 puede llevar hasta 467 asientos en tres clases.

Según un portavoz de Airbus, "anticipamos que la media de asientos será de 525", aunque el fabricante espera que algunas compañías operen con mayor número de asientos. La mayoría de los vuelos de largo radio van ocupados al 80%.

Con menos asientos y sin ir a plena ocupación, los viajes en el A380 producirán más dióxido de carbono (por pasajero y milla) que en Ryanair o EasyJet, que van llenos. Cuando se opera al 80% de capacidad, un A380 de Singapore Airlines producirá 101 gramos de CO2. Emirates y Qantas producirán 106 y 109 gramos respectivamente al tener configuraciones más pequeñas, comparadas con los 97,5 gramos de EasyJet y los 98,6 gramos de Ryanair.

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