La cotización de los bonos de dióxido de carbono se hunde en los 8 céntimos por tonelada y minimiza los sobrecostes de las térmicas asturianas por Kioto
El primer envite de Kioto ha sido para la industria asturiana menos fiero de lo que pintaba. La aplicación entre 2005 y 2008 del comercio de emisiones y del modelo de asignación de derechos limitados para generar dióxido de carbono (CO2, gas de efecto invernadero, responsable del cambio climático) se va a saldar con unas penalizaciones económicas que no han resultado tan severas como se esperaba ni siquiera para las térmicas de carbón, las más sujetas a la disciplina de Kioto. Y ha sido así porque la cotización del CO2 se ha hundido. Tanto que el coste de contaminar emitiendo una tonelada de gas de más está a 8 céntimos (13 pesetas).
El sistema asumido por la Unión Europea funciona de la siguiente manera: los países asignan un número de derechos gratuitos a las industrias afectadas -eléctricas, siderúrgicas, cerámicas, cementeras...- y si las instalaciones sobrepasan su límite deben acudir al comercio de bonos de CO2 y comprar los derechos que pueden vender aquellos otros que tienen de sobra o los intermediarios que se dediquen a un negocio que guarda similitudes con el mercado del petróleo o con el bursátil. En teoría, el modelo responde al principio de que quien más contamina paga y busca persuadir a las empresas para que mejoren su eficiencia ambiental y energética.
Si ha surtido ese efecto no ha sido por que soltar CO2 resulte caro. «El problema es que hay un fuerte excedente de derechos y, por tanto, su valor es prácticamente cero», explicó un portavoz de la consultora española CO2-Solutions, especializada en el mercado del dióxido de carbono. Esto es, debido a las «generosas» asignaciones realizadas por los países y autorizadas por la Comisión Europea se ha producido un exceso de oferta de derechos y la cotización, que hace un año (ver gráfico adjunto) estaba en 16,50 euros, se ha hundido hasta los 8 céntimos y todavía puede bajar más. «En cierta medida, esto ha sido un fracaso», añadieron los mismos expertos.
Para el sector eléctrico asturiano el comportamiento de ese mercado tiene una fuerte relevancia económica. Un ejemplo: para HC Energía la factura por el desfase de emisiones de la térmica de Soto de Ribera en 2006 -un exceso de emisiones sobre las atribuidas gratuitamente cercano a las 700.000 toneladas de CO2- sería de 11,5 millones de euros si el gas se cotizara como hace un año y ahora es de poco más de 55.000 euros.
Lo que vendrá a partir de 2008 ya no será tan asequible, pronosticaron los especialistas. Los gobiernos, incluido el español, aplicarán desde enero repartos más restrictivos de derechos gratuitos de emisión, de manera singular para las térmicas de carbón. El mercado de CO2 para el futuro ya ha reaccionado ante eso: los bonos de dióxido de carbono para ese plazo están cotizando a 22 euros por tonelada.
1 comentario:
así nos luce el pelo más CO2 menos pasta pagan los que emiten.......
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