lunes, 22 de octubre de 2007

El cambio climático es 'como un tren que no podrá ser detenido en siglos'



La Tierra se ha calentado durante los últimos 100 años 0,74 grados centígrados, y en las próximas décadas lo seguirá haciendo, a un ritmo de 0,2 grados por década. Las temperaturas del Ártico se han incrementado el doble que la media global.

Las sequías aumentan en África y el Mediterráneo. La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera es la más alta de los últimos 650.000 años... Ya no son advertencias lanzadas de forma aislada por grupos ecologistas.

Lo dice el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC en sus siglas en inglés), que ha presentado hoy su informe sobre la situación de la Tierra, y no puede ser más alarmista. Nos estamos cargando el planeta. La culpa es de los hombres, y muchas de sus consecuencias son ya irreversibles.

El IPCC, auspiciado por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, ha involucrado durante los últimos seis años a unos 3.000 científicos de todo el mundo, cuyas conclusiones se plasman ahora en el cuarto informe que hace público este grupo.
Los expertos utilizan un lenguaje mucho más duro del usado hasta ahora para advertir que el calentamiento global es "muy probablemente" provocado por el hombre, y además el futuro del planeta no es demasiado halagüeño: "el cambio climático es como un tren que ha tomado la salida, y no podrá se podrá parar en siglos", dice el informe.

En su informe de 2001, los científicos concluyeron que era "probable" que las actividades humanas estuvieran provocando daños al planeta, con una probabilidad de entre el 66 y el 90%. Ahora, ese rango se incrementa hasta más del 90%, puesto que los expertos concluyen que las emisiones de gases de efecto invernadero tienen una consecuencia directa e irreversible sobre la superficie del planeta.

"Este informe cierra la puerta a todos los que negaban la existencia del cambio climático, y cierra la duda que teníamos de si las actividades humanas estaban relacionadas con él", señaló a la BBC Achim Steiner, director del Programa de Medio Ambiente de la ONU.

El estudio ha identificado evidencias de que el cambio climático es un hecho palpable, y afecta a los regímenes de vientos, a las precipitaciones, a la salinidad de los océanos, a las capas de hielo o a los fenómenos climáticos extremos.

Los ejemplos son abundantes en todas las páginas del informe. Por citar sólo algunos: las temperaturas del Ártico se han incrementado el doble que la media global; el hielo en esa región ha decrecido un 3% cada década; el deshielo de los glaciares de Groenlandia y la Antártida han propiciado un aumento del nivel del mar de 0,41 milímetros por año entre 1993 y 2003. Y eso sólo en lo referente a los continentes helados.

Los gases de efecto invernadero son la mayor amenaza para el planeta.



El aumento de temperaturas también ha propiciado graves sequías, especialmente en África, los países del Mediterráneo -España entre ellos- y el sur de Asia, aunque por el contrario han aumentado las precipitaciones en las zonas más orientales del norte y sur de América, el norte de Europa y el norte y el centro de Asia. Además, los científicos han constatado que las sequías han sido más largas e intensas desde 1970 en los trópicos, y que se han intensificado las inundaciones, las olas de calor o los ciclones tropicales.

¿Y quién es el culpable de casi todos los males que sufre el planeta? Pues la conclusión es rotunda: "muy probablemente el hombre". El informe del IPCC atribuye a la actividad humana la acumulación en la atmósfera de gases de efecto invernadero, provocados por la quema de combustibles fósiles, por la agricultura y por los cambios de uso del suelo. Según los científicos, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera es la más alta de los últimos 650.000 años, y un 35% más alta que antes de la revolución industrial del siglo XVIII.

También ponen de relevancia el aumento de temperatura que sufrirá la tierra en los próximos años, que calculan entre 1 y 6,3 grados este siglo, dependiendo de la cantidad de gases de efecto invernadero que se emita a la atmósfera. Los investigadores citan además las recientes investigaciones de la NASA, que señalan que aunque se pararan todas las emisiones el calentamiento -de aproximadamente 0,6 grados- sería irreversible, debido a los gases ya emitidos.

El cambio climático también deja sus devastadores efectos en la fauna y la flora del planeta. Según el informe del panel de expertos, el 30% de las especies del planeta estarán en grave riesgo de extinción si las temperaturas suben este siglo en torno a dos grados centígrados, como es muy probable. Y no sólo las especies animales estarán afectadas seriamente. Las consecuencias del cambio climático serán evidentes en la salud (aparición de enfermedades nuevas), la disponibilidad de agua dulce, la escasez en las cosechas, etc.

El incremento de la temperatura ha tenido ya un fuerte efecto en el planeta, y este invierno ha sido notable en buena parte del mundo: plantas que despiertan del invierno antes o mantienen las hojas más tiempo; especies de aves que han variado sus periodos de migración o cría; animales que alteran sus biorritmos y prescinden de la hibernación; cambios de pelaje y metabolismo en muchas especies y alteraciones de comunidades marinas debido al aumento de la temperatura del agua o cambios en la salinidad y las corrientes, entre otros.

Los científicos advierten que si este siglo el calentamiento supera dos grados centígrados la media de los años 90, el impacto será tremendamente negativo en todo el mundo, y catastrófico en zonas costeras y muchas islas. Esos dos grados se alcanzarán con una concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera del doble del nivel de la era preindustrial, que estaba en 280 partes por millón. El nivel actual es ya de 379 partes por millón, y crece rápidamente.

En cuanto a las regiones del planeta, resultarán especialmente afectadas con impactos negativos en los sistemas naturales y socioeconómicos -ya de por sí críticos- en gran parte de África, sur, este y sureste de Asia y grandes territorios de América del Sur. No significa esto que los impactos del cambio climático sean insignificantes, ni mucho menos, en Europa, o América del Norte, pero los países en esas regiones están mejor preparados para afrontar los problemas, recuerdan los investigadores.

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